miércoles, 3 de agosto de 2016

Los veganos hacemos más daño a los animales con lo que sale de nuestro estomago que con lo que no dejamos que entre: sobre cómo hablar de liberación animal

Los veganos hacemos más daño a los animales con lo que sale de nuestro estomago que con lo que no dejamos que entre: sobre cómo hablar de liberación animal


Psicología del consumidor: Cómo llegar a la gente?
Es importante entender la psicología de comer animales para hacer un activismo eficaz. Pero, ante todo para todo acto de carácter informativo es esencial plantearse cuál es el objetivo: si lo que se pretende es hacer sentir una mierda a los consumidores para enaltecer el ego de los activistas desde su suerte de falsa superioridad moral; pues bien, pero así solo se afecta a los animales que en este preciso momento están siendo torturados, y asesinados. Además de generar un rechazo sistémico, y a priori a la filosofía del veganismo. Por otro lado, si nuestra lucha es sincera nos plantearemos que el objetivo es lograr que las personas se atrevan a cuestionar sus hábitos alimenticios, y que investiguen más sobre el tema. En ese sentido, la forma en la que se lleva el mensaje es esencial, el cómo, el qué, y el cuándo. Antes de responder a esas preguntas, es importante entender la psicología, o los procesos de pensamiento que subyacen al consumo de animales. Melanie Joy, psicóloga social explica muy bien este tema: https://www.youtube.com/watch?v=c0xA1mJ0iBg

      En suma, el carnismo es un sistema violento e invisible, que se introyecta en los niños a través de diferentes instituciones como la educación, los mass media, relación con los pares, discurso hegemónico nutricional y médico, produciendo así un efecto de desensibilización sistemática: nos enseñan a no sentir. Producen, un distanciamiento emocional muy marcado entre lo que la cultura entiende como animales de consumo, y de compañía, haciendo legitimo el amar a los perros, comerse a los cerdos, y vestirse con las vacas. Es importante para el activista entender el carácter cultural del carnismo, y no escencialista. Es decir, no es parte de la esencia de los animales humanos ser unos mierdas con los demás animales, sino que es aprendido culturalmente. En ese análisis, hay dos presupuestos importantes:

*El humano es inherentemente compasivo, empático y no violento.
*La responsabilidad no cae sobre el individuo, sino sobre la cultura.


La primera premisa es fundamental a la hora de atrevernos a pensar un mundo distinto. Las premisas del capitalismo a propósito del comportamiento humano son que: el hombre es el lobo del hombre, es decir egoísta, y competitivo. Al contrario, nosotros/as asumimos lógicas naturales, y adaptativas: somos cooperativistas, empáticos y compasivos con los demás, esto por meros fines evolutivos y de supervivencia: si nos aislamos morimos. A pesar de que muchas veces cometamos el error de caer en la misantropía, y estar más cerca de la premisa del capitalismo, es importante cuestionarnos esto en nuestro diario relacionarnos con el otro. En ese sentido, cualquier acto informativo parte de dicho presupuesto: creer en el humano, y por tanto tiene que ser abordado como tal.

La segunda premisa, en interconexión con la primera implica que en tanto entendemos que el carnismo es un sistema invisible (no es visible, es decir quien lo sufre no está al tanto que lo sufre) que se introyecta en nosotros a través del proceso de escolarización (es culturalmente aprendido, no esencial del individuo), solo con la comprensión de eso, dejaremos de juzgar y criticar al consumidor; y comenzaremos a voltear los ojos sobre el verdadero enemigo, el capitalismo y sus representantes: las corporaciones.

Dicho eso, ahora se abordará el cómo, el qué y el cuándo. Es importante entender, la naturaleza de la mente, ella detesta los conflictos intrapsiquicos que se traducen en disonancias cognitivas (conflictos entre las actitudes y comportamientos respecto de los valores). Es decir, rehuimos contantemente del sentirnos incoherentes. Entonces, en los actos informativos lo que sucede básicamente es que si alguien externo a mí (un otro), se acerca y me muestra un video que lo que dice es que: mis actitudes y comportamientos (consumo de animales=asesinato, violencia) –tres veces al día- están en total contraposición a mi sistema de valores (amor, compasión, no violencia) voy a alzar para la protección de mi psique: mecanismos de defensa, tales como la negación, la racionalización, el chiste, etc. Es con esa comprensión, y herramientas que el activista sabiamente tiene que saber llegar a las personas sin colocar barreras. La clave está en que el consumidor se cuestione el mensaje, y el centro del debate radique en la información, y NO en que este otro me está atacando, juzgando, y señalando mis incoherencias.

La mejor manera tomando en cuenta la naturaleza de la mente, y la psicología del consumo de animales es:

·         Cómo: La idea principal es no separarnos del otro, no poner barreras (principalmente a través de los –ismos). Sencillamente, porque si un otro (distinto a mi) pretende desplazar su yo hacia mí, me sentiré invadido. O entiéndase de otra manera, toda forma de imposición supone autoridad y colonización. Entonces, sin juzgar y sin criticar al individuo en tanto consumidor, sino hacer alusión al sistema, y las corporaciones como las directas participes de la violencia hacia los animales, y la Tierra. Adicionalmente, mediante el uso del lenguaje no tiene que haber un nosotros (veganos) y ellos (consumidores de animales), sino siempre lenguaje inclusivo. En general, el objetivo es hablar sobre el acto de comer animales como éticamente incorrecto señalando todo el proceso cultural mediado por las corporaciones, y no hablar sobre la persona que come animales como éticamente incorrecto. Hay una diferencia abismal en términos psicológicos entre desaprobar el acto, que desaprobar a quien comete el acto (la persona). La idea es poner de lado nuestro al consumidor (sin que se sienta atacado), y ponerlo en contra de las corporaciones (haciendo que se sienta estafado, y manipulado por las mismas). Si lo hacemos mal, sucederá lo contrario, se pondrá del lado de los explotadores para resolver su disonancia cognitiva, y si pretendía comprar una hamburguesa simple, correrá a comprar dos hamburguesas dobles con queso, y se reafirmará en el carnismo sin cabida posterior alguna a cuestionamientos. Los animales habrán perdido.

·         Cuándo: Este tema es complicado por la naturaleza del acto informativo que implica estar afuera de los lugares donde el consumidor es participe de la violencia hacia los animales. Lo ideal, sería poder abordar al consumidor en un lugar por fuera del consumo. En general, es totalmente contraproducente, hablar de explotación y tortura animal en la mesa en donde se está comiendo, justamente eso, explotación y tortura animal. De nuevo, no queremos atacar a las personas, sino a las corporaciones. Sin embargo, la clave en este caso esta en el Cómo se digan las cosas.


1.      Filosofía ética: Qué se dirá?

El qué es muy importante. Pero, antes de eso hay que aclarar que es muy importante también el dialogo amoroso, y respetuoso que implica que las dos partes estén dispuestas a cuestionar sus creencias. Esto es importante porque a veces nos tachan de dogmáticos, y nos vinculan con las religiones, justamente por eso; porque a pesar, de nosotros sí tener la verdad respecto de que no es ético irrespetar los intereses de los animales en seguir viviendo, tenemos que entender que las demás personas (al igual que nosotros en algún momento, quizás nunca se cuestionaron eso o si lo hicieron tuvieron/tienen muchas dudas, dudas muy válidas). En ese sentido, la práctica de la escucha consciente y amorosa es importante. No pretendemos imponer nuestra verdad, sino informar. Para que de esa manera, las personas lleguen a su verdad a través de sus propios cuestionamientos, por eso el acto es de carácter informativo y no confrontativo. La mejor técnica para que las personas lleguen a su verdad, es el dialogo socrático a través de la mayéutica que implica con humildad asumir que: solo sé que nada se; y es el consumidor (interlocutor) quien a través de mis preguntas llegará a su verdad. Por ejemplo, es distinto decir: está mal asesinar animales para comerlos, a preguntar: Qué opina del asesinato ?

Sobre el qué se dirá es importante tener en cuenta estas consideraciones:
·         El tema central es la ética, indudablemente es irrebatible el hecho de que es correcto matar. El medioambiente, la hambruna mundial, los problemas sociales, la salud, atletas y famosos veganos solo son ejes articulatorios que sirven para deconstruir las creencias que impiden que el debate se centre sobre la ética. Por ejemplo, se aborda la salud para plantear que al margen de que si es o no el consumo de carne perjudicial para la salud, la investigación dice que no es necesario su consumo para estar sanos. En tanto hemos eliminado el hecho de que ya no es necesario, el consumo de animales se vuelve una opción, y ahí el debate vuelve a los terrenos de la ética.
·         Tener información empírica, y datos precisos que legitimen nuestro discurso.
·         Llevar un orden articulado de ejes de abordaje: ética, medioambiente, salud, hambruna mundial. Deconstrucción de creencias: es normal, natural y necesario. Psicología del carnismo. Análisis comparativo entre distintas formas de opresión: racismo, sexismo.
·         Saber manejar bien las dudas típicas de las personas, y responderlas con respeto, a pesar de lo ridículas que sean entender y recordar cómo funciona el carnismo en tanto sistema: las plantas también sienten, los animales se comen unos a otros, etc
Aquí encontraran respuestas concretas a preguntas muy usuales: 
http://yourveganfallacyis.com/es

·         Tomar en cuenta, que la mayoría de personas que se detienen a conversar, ya están un tanto interesadas en el tema, o se lo han planteado. Una pregunta muy común, que seguramente nos surgió a todas, es: Y AHORA QUÉ COMO. Es de vital importancia, saber responder adecuadamente esta inquietud. Mi investigación ha mostrado, que luego de una charla informativa o la proyección de un documental, la mayoría de las personas abandonan o reducen significativamente el consumo de animales, pero luego regresan a sus hábitos usuales, por ese periodo crítico en la transición de no saber qué comer ni en donde comer.
·         A pesar de que sabemos que nadie tiene derecho a comer carne (asesinar), el pensamiento de todo o nada, es decir o carnista (preferiblemente no usar esta palabra a la hora de hablar con el consumidor) o vegano es dañino para la transición. Así que lo mejor, es hacer énfasis en la indudable necesidad de disminuir el consumo de carne, y en lo concreto por ejemplo no asistir a lugares como Mcdonalds, kfc. Y si están listos pues dar el paso al veganismo.
·         Si nos hacen una pregunta, no dar vueltas, sino ser concretos.
·         Finalmente, el discurso no pretende ser automático, sino espontaneo y sincero. Lo que mejor ha resultado, es ponerse en los pies del consumidor, y recordarnos antes de ser veganos. En ese sentido, quizás sea mucha más efectivo, contar nuestra experiencia personal –testimonio- de despertar de la consciencia, y la transición (siempre constante) a cada vez ser más amorosos con los animales, y la Madre Tierra.

Indicadores ¿?
Aunque es difícil tener una medida a corto plazo de nuestro impacto mediante cualquier acto informativo, la retroalimentación, de ese momento in situ sería nuestra mejor medida. Es decir, si la persona se cierra, y no da a espacio al diálogo es preferible no perder tiempo, y continuar con otra persona. Al contrario, si la conversación va bien, quizás sea buena idea, al final de la conversación ofrecer más información, y preguntar si estaría dispuesto a reducir su consumo de carne, o eventualmente a eliminar por completo los animales de su dieta.

                                                                         Juan José Ponce, ADLA