sábado, 15 de agosto de 2015

Sobre el uso de perros y caballos para reprimir al pueblo

En esta situación en la que animales no humanos son arrastrados a un conflicto que no les pertenece y son sometidos a maltrato y puestos en riesgo de muerte es preciso tener presentes un par de cosas antes de señalar con el dedo a cualquiera de lxs implicadxs. El especismo al igual que el racismo y el sexismo son estructuras mentales que tienen su correspondiente comportamiento objetivo orientado a perpetuar una situación de dominación sistemática, es decir una dominación persistente en el tiempo y capaz de sobrevivir y adaptarse a cambios y reformas superficiales (razón de la ineficacia del bienestarismo frente a la explotación de los animales). Esta dominación cuenta con plena legitimidad y aceptación de las personas debido a que forma parte del "sentido común", que no es ingenuo ni espontáneo (ni responde a determinada naturaleza malvada de la especie humana) sino que responde a intereses de dominación y se sostiene en las instituciones históricamente vigentes, creadas y dirigidas para perpetuar tal dominación por las facciones dominantes (género, clase, etnia o especie dominante).



En un contexto capitalista, de dominación de una clase sobre otra, el dialogo es imposible. De la misma manera que un pollo de avícola no puede sentarse a conversar con el/la CEO de KFC y llegar a un acuerdo (o en todo caso algún tipo de "vocerx"-activista animalista en lugar del pollo por obvias razones), un animal humano explotado, esclavizado y reducido a la condición de máquina por el sistema vigente no puede sentarse con su explotador/a, esclavizador/a y agresor/a a "dialogar". La facción dominante jamás  va a ceder por propia voluntad o por la fuerza del razonamiento su posición de privilegio, por el contrario está deseosa de utilizar cualquier medio necesario para afirmar esa posición y defenderla a cualquier precio. Esta es la razón por la que las fuerzas destinadas a preservar el orden público no están equipadas con café pasado y bizcochos sino con toletes, gas y armaduras. Estas fuerzas, además de todo este arsenal de armas y equipos para "neutralizar" la amenaza al orden público (el pueblo manifestandose legítimamente) cuentan con caballos y con perros adiestrados para situaciones de represión de manifestantes.

Esto no solo devela el carácter evidentemente especista del Estado y de sus instituciones que en su lógica policial y represora reducen a cualquier animal a la condición de arma o de objetivo (lxs agentes de la policía y los animales no humanos que utilizan son las armas, los manifestantes son los objetivos). La misma lógica militar que implica "reducir al enemigo" se aplica desde el Estado hacia el pueblo y en medio de todo esto están los animales no humanos implicados. Caballos que son sometidos a una cantidad enorme de estrés, lesiones con piedras, palos, botellas, quemaduras por molotov; en el caso de los perros ellos son más resistentes psíquicamente que los caballos pero en cambio están desprovistos de toda protección para el cuerpo y cabeza, siendo mucho más vulnerables a los proyectiles de los manifestantes y a las quemaduras por molotov. El daño psíquico y el peligro de muerte para ambos, caballo y perro, son reales.

Pero ¿quién es el verdadero culpable de todo esto? ¿Son acaso los manifestantes que lanzan proyectiles contra sus enemigos de clase, aquellxs policías hijxs del pueblo y la clase trabajadora que decidieron alinearse con sus explotadores para protegerlos reprimiendo a sus vecinxs, amigxs y familiares? ¿O son estxs agentes cuyo trabajo consiste en usar todos los medios disponibles para anular al objetivo? Unx y otrx se encuentran atravesadxs por la misma lógica especista que motiva a los agentes de policía a escudarse atrás de un perro o encima de un caballo inocente.

Es claro que son lxs manifestantes quienes agreden a los animales no humanos, pero este daño no es intencional y además estos animales son traídos a una situación de peligro real, cual armas e instrumentos de represión, por lxs agentes de policía. En última instancia la culpa y responsabilidad no recae en particulares porque un/a policía montado o uno/a que manipule canes no tiene verdadero poder de decisión sobre el hecho de que esos animales se encuentren allí como armas. La última palabra al respecto la tienen lxs comandantes de la policía y el ministro del interior.

¿Son entonces lxs manifestantes culpables de ocasionar daño a los perros y caballos? ¿Lo son los policías? ¿El ministro del interior? Pues ciertamente el responsable es el especismo que está presente en la mente y las acciones de todos los humanos implicados. Pero esto no es tan fácil como echar la culpa a la especie y ya. Hemos dicho que el especismo no existe de manera esencial en la naturaleza de las personas. ¿Así que en donde se origina el tipo de racionalidad que en la actualidad y en nuestro contexto específico es responsable de que veamos a todos los animales como blancos de ataque o como armas e instrumentos para llevar a cabo tal ataque? Pues por un lado en la lógica autoritaria y represiva del Estado y en general de la política occidental y liberal propia de las sociedades de clases, y por otro lado en la lógica antropocéntrica de la economía capitalista que juzga todo en términos instrumentales, es decir de qué utilidad o provecho puede obtenerse de tal o cual ser para afirmar el bienestar de nuestra especie.

Sin embargo, regresando a la situación concreta y específica de la manifestación violenta, los animales no humanos no son las únicas víctimas de este tipo de racionalidad. Lxs manifestantes no acuden a las calles porque no tengan nada mejor que hacer o porque no conozcan o no quieran hacer uso de otros “canales” para lograr su cometido. Las personas que protestan de manera violenta y en su accionar atentan contra la vida de los perros y los caballos también son víctimas directas de las mismas lógicas, de la misma racionalidad, de las mismas instituciones del mismo sistema que crea la situación de riesgo para los caballos y los perros. Son animales que como el caballo o el perro heridos en la protesta se están jugando la vida y han sido llevados a tal situación por un conjunto de fuerzas que los oprimen y sobre las cuales tienen una cierta agencia, pero no total agencia. Y ciertamente, los policías también son en alguna medida víctimas de lo mismo, aunque también tienen un nivel por lo menos mínimo de agencia sobre el trabajo (y el lado) que escogieron.

Esto nos lleva a que lxs animalistas no debamos identificar como enemigos a los manifestantes que agreden a los caballos y perros, sino al sistema que produce tal situación de enfrentamiento entre animales humanos del mismo pueblo (con daño colateral para animales no humanos). Y una vez asumido nuestro enemigo es claro que nuestro lado está con lxs manifestantes (que luchan contra tal sistema), no con lxs policías (que protegen tal sistema). Pero dado que objetivamente ambos actúan de manera especista, nuestro lugar objetivo está un poco “al medio” entre policías y manifestantes. Nuestro lugar está en el “sabotaje” de aquellas situaciones que pongan en riesgo la vida y la integridad de todo no humano y tal sabotaje implica no oponernos a tácticas y métodos usados por los manifestantes sin importar que hayan o no animales en riesgo, sino impedir el despliegue de tácticas de represión policial que pongan en riesgo a tales animales. Recordemos que en concreto son lxs policías quienes exponen a los perros y caballos al utilizarlos como armas contra el pueblo.

Recordemos también el bello precedente del sabotaje de la caza en países europeos y que fue el tipo de activismo que dio origen al ALF. En tal caso no hay bandos entre humanos, solo un grupo de enfermos adictos a la muerte que asesinan animales inocentes en su propio hábitat por diversión. Los agentes de la policía no son cazadores pero están efectivamente poniendo en riesgo de lesión y muerte a los perros y caballos que usan para incrementar su poder de represión sobre el pueblo. No hay justificación para esta situación y lxs activistas comprometidos con la liberación animal deberíamos entender lo imperativo de la protección de estos animales inocentes. Si nosotros no entendemos esta situación y no la combatimos nadie lo hará y los únicos verdaderamente afectados serán los animales no humanos.


Es por esta razón que hacemos un llamado a todos los activistas por la liberación animal a la desobediencia civil activa y consciente mediante el sabotaje de las tácticas de represión policial especistas hasta que la policía haya decidido retirar del peligro de lesión y muerte a nuestros hermanos perros y caballos.
                                                                                       -ADLA-