En esta situación en la que animales no humanos son
arrastrados a un conflicto que no les pertenece y son sometidos a maltrato y
puestos en riesgo de muerte es preciso tener presentes un par de cosas antes de
señalar con el
dedo a cualquiera de lxs implicadxs. El
especismo al igual que el racismo y el sexismo son estructuras mentales que
tienen su correspondiente comportamiento objetivo orientado a perpetuar una
situación
de dominación
sistemática,
es decir una dominación
persistente en el tiempo y capaz de sobrevivir y adaptarse a cambios y reformas
superficiales (razón
de la ineficacia del bienestarismo frente a la explotación de los animales). Esta dominación cuenta con plena legitimidad y aceptación de las personas debido a que forma
parte del "sentido común",
que no es ingenuo ni espontáneo
(ni responde a determinada naturaleza malvada de la especie humana) sino que
responde a intereses de dominación
y se sostiene en las instituciones históricamente
vigentes, creadas y dirigidas para perpetuar tal dominación por las facciones dominantes (género, clase, etnia o especie
dominante).
En
un contexto capitalista, de dominación de una clase sobre otra, el dialogo
es imposible. De la misma
manera que un pollo de avícola
no puede sentarse a conversar con el/la CEO de KFC y llegar a un acuerdo (o en
todo caso algún tipo de
"vocerx"-activista animalista en lugar del pollo por obvias razones),
un animal humano explotado, esclavizado
y reducido a la condición
de máquina
por el sistema vigente no puede sentarse con su explotador/a, esclavizador/a y
agresor/a a "dialogar".
La facción dominante jamás va a ceder
por propia voluntad o por la fuerza del razonamiento su posición de privilegio,
por el contrario está deseosa de utilizar cualquier medio necesario para
afirmar esa posición y defenderla a cualquier precio. Esta es la razón
por la que las fuerzas destinadas a preservar el orden público no están equipadas con café pasado y bizcochos
sino con toletes, gas y armaduras. Estas fuerzas, además de todo este arsenal
de armas y equipos para "neutralizar" la amenaza al orden público (el pueblo
manifestandose legítimamente)
cuentan con caballos y con perros adiestrados para situaciones de represión de manifestantes.
Esto no solo devela el carácter evidentemente especista del Estado
y de sus instituciones que en su lógica policial y
represora reducen a cualquier animal a la condición de arma o de
objetivo (lxs agentes
de la policía y los
animales no humanos que utilizan son las armas, los manifestantes son los
objetivos). La misma lógica militar
que implica "reducir al enemigo" se aplica desde el Estado hacia el
pueblo y en medio de todo esto están los animales no humanos implicados.
Caballos que son sometidos a una cantidad enorme de estrés, lesiones con
piedras, palos, botellas, quemaduras por molotov; en el caso de los perros
ellos son más resistentes psíquicamente que los caballos pero en cambio están
desprovistos de toda protección para el cuerpo y cabeza, siendo mucho más vulnerables
a los proyectiles de los manifestantes y a las quemaduras por molotov. El daño
psíquico y el peligro de muerte para ambos, caballo y perro, son reales.
Pero ¿quién es el verdadero culpable de todo esto?
¿Son acaso los manifestantes que lanzan proyectiles contra sus enemigos de
clase, aquellxs policías hijxs del pueblo y la clase trabajadora que decidieron
alinearse con sus explotadores para protegerlos reprimiendo a sus vecinxs,
amigxs y familiares? ¿O son estxs agentes cuyo trabajo consiste en usar todos
los medios disponibles para anular al objetivo? Unx y otrx se encuentran
atravesadxs por la misma lógica especista que motiva a los agentes de policía a
escudarse atrás de un perro o encima de un caballo inocente.
Es claro que son lxs manifestantes quienes agreden
a los animales no humanos, pero este daño no es intencional y además estos
animales son traídos a una situación de peligro real, cual armas e instrumentos
de represión, por lxs agentes de policía. En última instancia la culpa y
responsabilidad no recae en particulares porque un/a policía montado o uno/a
que manipule canes no tiene verdadero poder de decisión sobre el hecho de que
esos animales se encuentren allí como armas. La última palabra al respecto la
tienen lxs comandantes de la policía y el ministro del interior.
¿Son entonces lxs manifestantes culpables de
ocasionar daño a los perros y caballos? ¿Lo son los policías? ¿El ministro del
interior? Pues ciertamente el responsable es el especismo que está presente en
la mente y las acciones de todos los humanos implicados. Pero esto no es tan
fácil como echar la culpa a la especie y ya. Hemos dicho que el especismo no
existe de manera esencial en la naturaleza de las personas. ¿Así que en donde
se origina el tipo de racionalidad que en
la actualidad y en nuestro contexto específico es responsable de que veamos a
todos los animales como blancos de ataque o como armas e instrumentos para
llevar a cabo tal ataque? Pues por un lado en la lógica autoritaria y represiva del Estado y en general de la
política occidental y liberal propia de las sociedades de clases, y por otro
lado en la lógica antropocéntrica de la
economía capitalista que juzga todo en términos instrumentales, es decir de
qué utilidad o provecho puede obtenerse de tal o cual ser para afirmar el
bienestar de nuestra especie.
Sin embargo, regresando a la situación concreta y
específica de la manifestación violenta, los animales no humanos no son las
únicas víctimas de este tipo de racionalidad. Lxs manifestantes no acuden a las calles porque no tengan nada mejor
que hacer o porque no conozcan o no quieran hacer uso de otros “canales” para
lograr su cometido. Las personas que protestan de manera violenta y en su
accionar atentan contra la vida de los perros y los caballos también son
víctimas directas de las mismas lógicas, de la misma racionalidad, de las
mismas instituciones del mismo sistema que crea la situación de riesgo para los
caballos y los perros. Son animales que como el caballo o el perro heridos
en la protesta se están jugando la vida y han sido llevados a tal situación por
un conjunto de fuerzas que los oprimen y sobre las cuales tienen una cierta
agencia, pero no total agencia. Y ciertamente, los policías también son en
alguna medida víctimas de lo mismo, aunque también tienen un nivel por lo menos
mínimo de agencia sobre el trabajo (y el lado) que escogieron.
Esto nos lleva a que lxs animalistas no debamos identificar como enemigos a los
manifestantes que agreden a los caballos y perros, sino al sistema que produce
tal situación de enfrentamiento entre animales humanos del mismo pueblo (con
daño colateral para animales no humanos). Y una vez asumido nuestro enemigo
es claro que nuestro lado está con lxs manifestantes (que luchan contra tal
sistema), no con lxs policías (que protegen tal sistema). Pero dado que
objetivamente ambos actúan de manera especista, nuestro lugar objetivo está un poco “al medio” entre policías y
manifestantes. Nuestro lugar está en el “sabotaje” de aquellas situaciones
que pongan en riesgo la vida y la integridad de todo no humano y tal sabotaje implica
no oponernos a tácticas y métodos usados por los manifestantes sin importar que
hayan o no animales en riesgo, sino impedir
el despliegue de tácticas de represión policial que pongan en riesgo a tales
animales. Recordemos que en concreto son lxs policías quienes exponen a los
perros y caballos al utilizarlos como armas contra el pueblo.
Recordemos también el bello precedente del sabotaje
de la caza en países europeos y que fue el tipo de activismo que dio origen al
ALF. En tal caso no hay bandos entre humanos, solo un grupo de enfermos adictos
a la muerte que asesinan animales inocentes en su propio hábitat por diversión.
Los agentes de la policía no son cazadores pero están efectivamente poniendo en
riesgo de lesión y muerte a los perros y caballos que usan para incrementar su
poder de represión sobre el pueblo. No
hay justificación para esta situación y lxs activistas comprometidos con la
liberación animal deberíamos entender lo imperativo de la protección de estos
animales inocentes. Si nosotros no entendemos esta situación y no la combatimos
nadie lo hará y los únicos verdaderamente afectados serán los animales no
humanos.
Es
por esta razón que hacemos un llamado a todos los activistas por la liberación
animal a la desobediencia civil activa y consciente mediante el sabotaje de las
tácticas de represión policial especistas hasta que la policía haya decidido
retirar del peligro de lesión y muerte a nuestros hermanos perros y caballos.
-ADLA-